Estamos de lleno en el año 2009 y la era de las nuevas tecnologías se desarrolla a una velocidad cada vez más vertiginosa.
Ordenadores cada vez más potentes y con más memoria, móviles multimedia, PDA’s, Nintendo DS, Wii, Balckberrys, XBOX3 60, ADSL, Facebook, Myspace, blog’s , etc.. ..son herramientas imprescindibles para relacionarse en un mundo en el que los niños navegan como peces en el agua.
Son los NATIVOS DE LA ERA DIGITAL, es decir, nacidos en este país de las nuevas tecnologías. Un país que engloba a 78 millones de personas que conviven en internet, que utilizan potentes tarjetas gráficas en sus ordenadores, que chatean y mantienen sus conversaciones en las nuevas redes sociales.
La población infantil y juvenil aprende, se forma y se relaciona actualmente en este nuevo país, de una manera cómoda y sin aparente dificultad.
Nosotros, los adultos podemos considerarnos INMIGRANTES de esta era. Nos estamos asomando a ella curiosos, con miedos y con infinidad de preguntas sobre la idoneidad de su utilización. Estamos en un proceso de cambio, y todo cambio debe ser explicado, suministrando una información veraz, transparente y completa para poder comprenderlo y asimilarlo, para llegar a él sin miedos y poder obtener el máximo provecho. El problema es que esa información todavía no está completa porque la velocidad a la que se desarrolla la tecnología hace imposible tener una guía o un compendio para saber porqué utilizarla, cómo utilizarla y a dónde nos lleva.
Sólo a través de la práctica podremos entrar en el país digital en el que se encuentran nuestros hijos. Ellos, por medio del juego y la comunicación aprenden día a día a desenvolverse con soltura en las nuevas tecnologías.
Entremos nosotros y practiquemos con estas nuevas herramientas informáticas, puesto que todo idioma se aprende hablándolo, practicándolo, equivocándose y rectificando. No es una excepción el idioma en la web. Como inmigrantes nos supondrá más esfuerzo, pero merecerá la pena para avanzar a la misma velocidad que lo hacen nuestros hijos y vivir en su mismo mundo, comprendiéndoles.
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