-¿ No le cansa a usted el mar?
- No señor, me encanta.
- Es una cosa tan pesada: ¡Cielo y mar, cielo y mar...! Siempre lo mismo.
- ¿Lo mismo? Discúlpeme, pero yo creo que usted no ve bien. ¿Es lo mismo el cielo de estas horas calurosas en que lo enciende el sol, que el cielo de la mañana, que el cielo de la tarde? Los amaneceres, los ocasos, los nublados ¿son lo mismo? Ese mar tan igual en apariencia ¿es lo mismo, tranquilo como está, que cuando está colérico? ¿no ha observado usted las calmas?
- Todo eso es poesía.
- ¿Qué....?¿Es poesía tener ojos en la cara...? Usted tiene razón, eso es poesía.
Para ver ciertas cosas se necesitan ojos que sepan mirar.
Eugenio María de Hostos, escritor y sociólogo puertoriqueño.
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